Javier Aquilué
Bric-à-brac
En 1973 el artista holandés Bas Jan Ader escribió unas palabras sobre una pared blanca y las iluminó mediante un foco, junto a un ramo de flores La inscripción rezaba: «Pensamientos no dichos, luego olvidados».
Si hay algo parecido a una idea central en mi trabajo artístico, es la de que en la comunicación humana nada queda nunca suficientemente expresado. Soy un seguido de la máxima de William Burroughs según la cual «el lenguaje es un virus» que nos ayuda a buscar consensos, instituir sociedades, crear culturas en la misma medida en que nos enferma de falsas certidumbres. A su vez, los mecanismos de la memoria, los diversos dispositivos mediante los que se fija lo realmente dicho, son soportes imperfectos, sometidos a la acción del tiempo, la tergiversación, el olvido. La tarea del arte es la de dar fe de la pérdida inherente en cada adquisición de experiencia, recrear y hacer vibrar ese contenido no expresado. El epílogo de El Ojo Vago -libro que ha acompañado a mi exposición Bric-à-brac en La Casa Amarilla- se titula, en referencia a Bas Jan Ader: «Ni dicho ni olvidado».
La Casa Amarilla
En soledad
La soledad que exige el proceso creador, más allá de disciplinas concretas, ha sido el tema predilecto de la programación expositiva de La Casa Amarilla en su corta trayectoria. El próximo 16 de noviembre cumplimos cuatro años. Muchos de los proyectos realizados rondaban la soledad por lo que, en octubre de 2019, al determinar la programación de la siguiente temporada, decidimos que sería el tema protagonista del proyecto inaugural por tratarse de un aspecto de especial importancia en nuestra sociedad. Tanto para quienes desean hallar en la soledad un reducto de quietud, como para quienes, por el contrario, la soledad es una consecuencia dolorosa de una situación de marginación, producto de la desigualdad actual. No podíamos pensar que, como efecto de la irrupción en nuestras vidas de un nuevo tipo de coronavirus, el SARS-CoV-2, la soledad iba a mostrársenos poco más tarde con una extensión y una intensidad imprevisibles.
Sylvia Pennings. Emboscarse
7 de julio _ 3 de octubre, 2020
Emboscarse: ser bosque, activar la mirada crítica, nunca ocultarse. Hay bosques allí donde somos bosques, allí donde somos ingobernables: hay bosques en cualquier lugar donde sea posible oponer resistencia. Los bosques pintados o dibujados en blanco y negro de Sylvia Pennings (Ámsterdam, 1961) convierten a La Casa Amarilla en un bosque, en un escenario de reflexión y de crítica.
Una de las preocupaciones de la artista ha sido la de abordar en su trabajo la progresiva falta de atención en la actual sociedad de la información a conceptos tales como intuición, reflexión o sabiduría; conceptos ya en desuso ante las posibilidades que brindan los dispositivos de conocimiento inmediato más avanzados. Por eso Sylvia Pennings decidió regresar a los bosques, lugares sagrados y escenarios de narraciones y relatos que cuentan nuestra historia olvidada, refugios que permiten la desconexión, e invitan a regresar al origen y ser partícipes del vínculo que nos une a lo natural.
Sylvia Pennings
Emboscarse
De todos los bosques existentes en el mundo, el bosque metafórico es el más extendido. Abarca todo el territorio que habitamos y los espacios salvajes más remotos. Es el escenario donde transcurre la vida.
Tanto el ecosistema del bosque natural, como nuestra vida diaria, están regidos por la ley causa-efecto. Cada evento conduce al siguiente. Todo está en movimiento continuo y todo está conectado. Algo difícil de comprender a pesar de la enorme cantidad de información que disponemos; sucede que, lejos de ayudarnos a verificar la autenticidad de lo que sucede, acabamos sumidos en la incertidumbre y la confusión. Es preciso adoptar una actitud crítica. Emboscarse: tomar posición.
María Gimeno
Abrir palabra por palabra el páramo
Los primeros días de confinamiento fueron los más difíciles. Ahora parece todo más sencillo. Hemos entrado, al menos yo, en una nueva rutina que permite volver a replantear los proyectos varados repentinamente hace ya más de un mes. Durante los primeros días todo perdió sentido, todo se volvió irrelevante. ¿Cómo seguir con lo planeado en esta situación emocionalmente extenuante? Poco a poco, el paso de los días ha enfriado el miedo y sosegado la angustia. Se atisba la posibilidad de recuperar la pulsión creadora.
Cuando salí de mi domicilio a la casa donde he pasado el confinamiento, apenas tuve tiempo de recoger material de trabajo. Solo esta gran tela, que parecía estar esperándome en el cajón de los bordados, me acompañó. La había abandonado hacía tres años y, por suerte, en un momento de lucidez la recordé. Los primeros días sentí la necesidad de trabajar físicamente en algo que me ayudara a normalizar esta nueva vida que, de manera abrupta, había cortado con todo lo previsto. Necesitaba trabajar para sentir que no todo se había roto. Obligada a replantearme el futuro y ser consciente de que nada es definitivo, era algo nuevo para mí. Nunca antes habría dudado de ciertas «certezas». Vivir al día sin expectativas era algo nuevo e inquietante.
María Gimeno y Louisa Holecz. Abrir palabra por palabra el páramo
16 de junio _ 4 de julio, 2020
La incertidumbre y extrañeza emocional que nos acompañaron durante el periodo de confinamiento y continúan presentes en el lento regreso a una normalidad que no reconocemos, incitan a reflexionar sobre el miedo a la enfermedad y sus consecuencias en todos los ámbitos, privados y colectivos. El lienzo bordado de María Gimeno, Abrir palabra por palabra el páramo, al que acompañan los libros cosidos de Louisa Holecz, ocupan el espacio vacío de La Casa Amarilla con el ánimo de recuperar miradas, voces y experiencias; y abordar posibilidades de futuro con representantes de los distintos sectores de la cultura en Aragón a través de este ciclo de conversaciones.
La Casa Amarilla
Violencias in(visibles)
A lo largo de los siglos, las mujeres han debido reprimir su comportamiento, adecuarse a las maneras de ser y estar que el sistema patriarcal les exigía, refrendadas por la literatura y la abundante iconografía de imágenes ejemplares e instructivas que nos han educado y condicionado. Todo parece dispuesto para no avanzar. Y de hacerlo, las mujeres serán las únicas responsables de la violencia que se les inflige. Por histéricas, malhumoradas y gritonas. Además, claro, por insumisas, al atreverse a poner en tela de juicio o arremeter contra la primacía de la jerarquía que impone el orden patriarcal: nueva causa de desorden que hay que corregir sometiendo la voluntad emancipadora de las mujeres, resultado de las excesivas concesiones y derechos que han recibido.
Las hogueras continúan encendidas. Y Sara Quintero las pinta tras vaciar los escenarios donde grandes artistas situaron historias moralizantes en las que el cuerpo de la mujer era violentado.
Con motivo de la exposición Entre las cenizas de Sara Quintero en La Casa Amarilla, presentamos la «mesa de trabajo» ocupada por una selección de libros atentos al tema central del proyecto: las violencias (in)visibles ejercidas contra la mujer.
Louisa Holecz. Inscape
11 de febrero_14 de junio, 2020
Inscape titula Louisa Holecz la selección de obras recientes que presenta en su segunda exposición individual en La Casa Amarilla. El significado del término, que introdujo el teólogo medieval escocés John Duns Scotus e incorporó y desarrolló en su obra el poeta inglés Gerard Manley Hopkins en el siglo XIX, escapa a una traducción exacta que estaría próxima al concepto de esencia o de singularidad. En todo caso, Louisa Holecz encuentra que es el término más adecuado para nombrar el propósito de su pintura: dar expresión al «origen común» del mundo interior y exterior. Porque hubo un tiempo, citamos a Owen Barfield, en que no se observaba la naturaleza de modo distante, como sucede hoy, sino que se participaba mental y físicamente en su proceso interior y exterior. Conforme sabemos más, más nos distanciamos de la Naturaleza. Convertidos en simples espectadores, aún tenemos la oportunidad de escuchar las voces de quienes, como Louisa Holecz, atienden a la ruptura de la unidad primordial con el ánimo de restablecerla por mediación del arte.
Sara Quintero. Entre las cenizas
30 de noviembre, 2019_8 de febrero, 2020
La Casa Amarilla presenta la primera exposición individual de Sara Quintero en la galería: Entre las cenizas es el título elegido por la artista para aludir directamente a los procesos contra las mujeres, víctimas de un sistema que además de violentarlas las deslegitima. Sobran ejemplos en todos los sectores, también en el artístico.
Como es habitual en su trabajo, Sara Quintero selecciona imágenes del pasado que actualiza, con el firme propósito de desvelar el poder que la imagen ha demostrado a lo largo de la historia para conformar nuestro mundo. La secuencia de dibujos y pinturas que configuran su exposición Entre las cenizas remiten, en su mayoría, a la iconografía de martirios cristianos en las obras de grandes artistas. No hay interés en contar detalles del martirio; lo que importa es mostrar los rescoldos de un fuego que permanece activo en la actualidad a través de mecanismos perversos que insisten en perpetuar una imagen de la mujer moldeada por acontecimientos que, aunque olvidados, incitan a la hostilidad y a la violencia.
Ricardo Lladosa
Un amor de Redon
Algunos de los libros que ocuparon mi mesa de trabajo durante la escritura de la novela Un amor de Redon (Fórcola, 2019) los presento ahora en la «Mesa de Trabajo» de La Casa Amarilla, con el propósito de abundar en el proceso de creación que me permitió conocer en profundidad la trayectoria y la obra del artista Odilon Redon, protagonista de la ficción que narro en la novela.
Todo me estaba permitido. Podía inventar lo que deseara acerca del personaje, con una única limitación: no traicionar la verdad histórica.