María Gimeno
Abrir palabra por palabra el páramo
Los primeros días de confinamiento fueron los más difíciles. Ahora parece todo más sencillo. Hemos entrado, al menos yo, en una nueva rutina que permite volver a replantear los proyectos varados repentinamente hace ya más de un mes. Durante los primeros días todo perdió sentido, todo se volvió irrelevante. ¿Cómo seguir con lo planeado en esta situación emocionalmente extenuante? Poco a poco, el paso de los días ha enfriado el miedo y sosegado la angustia. Se atisba la posibilidad de recuperar la pulsión creadora.
Cuando salí de mi domicilio a la casa donde he pasado el confinamiento, apenas tuve tiempo de recoger material de trabajo. Solo esta gran tela, que parecía estar esperándome en el cajón de los bordados, me acompañó. La había abandonado hacía tres años y, por suerte, en un momento de lucidez la recordé. Los primeros días sentí la necesidad de trabajar físicamente en algo que me ayudara a normalizar esta nueva vida que, de manera abrupta, había cortado con todo lo previsto. Necesitaba trabajar para sentir que no todo se había roto. Obligada a replantearme el futuro y ser consciente de que nada es definitivo, era algo nuevo para mí. Nunca antes habría dudado de ciertas «certezas». Vivir al día sin expectativas era algo nuevo e inquietante.
María Gimeno y Louisa Holecz. Abrir palabra por palabra el páramo
La incertidumbre y extrañeza emocional que nos acompañaron durante el periodo de confinamiento y continúan presentes en el lento regreso a una normalidad que no reconocemos, incitan a reflexionar sobre el miedo a la enfermedad y sus consecuencias en todos los ámbitos, privados y colectivos. El lienzo bordado de María Gimeno, Abrir palabra por palabra el páramo, al que acompañan los libros cosidos de Louisa Holecz, ocupan el espacio vacío de La Casa Amarilla con el ánimo de recuperar miradas, voces y experiencias; y abordar posibilidades de futuro con representantes de los distintos sectores de la cultura en Aragón a través de este ciclo de conversaciones.