Miguel Ángel Ortiz Albero
El andar, el arte de desaparecer y la melancolía
La mesa de trabajo, la mía, es extensible. No está sujeta a unas dimensiones prefijadas y/o estables. Un sistema de bisagras permite ampliar o reducir su superficie. Cada nuevo proyecto se expande o repliega de un modo único. Hay, sobre la mesa, una lámpara antigua, cuadernos y lapiceros, libros y apuntes. Todas las anotaciones de esta charla están hechas a lápiz. Con el tiempo, y de no convertirse en algo más, todas estas notas desaparecerán. El grafito del lápiz se desvanecerá.