Alejandro Ratia
El sueño de Tahití: el viaje del eterno regreso
Todo viaje, incluso si es el primero a un lugar, resulta ser de regreso. De entrada, porque del mismo lo que queda es la memoria, y cuando se cuenta, se precisa retornar al sitio mentalmente. Y sucede también que cualquier viaje regresa a los mapas que consultamos soñándolo, a los libros que nos incitaron a elegir aquel destino, o a los libros y películas que, una vez elegido, nos sirvieron para prepararlo y trazar recorridos sentimentales sobre la memoria de otros sujetos, e incluso sobre la memoria falaz de personajes de ficción, como puede suceder si recorremos España siguiendo la ruta del Quijote. Hoy en día, nos sucede además que antes de llegar a un hotel desconocido, ya hemos visto en internet la habitación donde dormiremos, ya hemos visto en Google Maps el camino que conduce desde el mismo hasta la playa. El viaje literario o cinéfilo y el viaje virtual preceden al verdadero, y a este, cuya condición se diluye fantasmalmente, le sucede el viaje recursivo al propio viaje. Un viaje que no se recuerda no ha existido. Tu memoria se suma a las que te precedieron.
Javier Peñafiel. Tu extrema higiene
Tiempo para la reflexión. Eso es lo que se reclama en el ciclo «Ante la imagen» que acompaña a las exposiciones de La Casa Amarilla. Un tiempo necesario para mirar, ver y saber las obras en compañía de especialistas en las más diversas disciplinas cuyas reflexiones nos ayudarán a situarnos ante las imágenes. O, al menos, a interrogarlas.
«La actividad artística no es higiene», escribe Javier Peñafiel. «Tu extrema higiene es la insalubridad de otros», concluye el artista.