María Gimeno y Louisa Holecz. Abrir palabra por palabra el páramo
16 de junio _ 4 de julio, 2020
La incertidumbre y extrañeza emocional que nos acompañaron durante el periodo de confinamiento y continúan presentes en el lento regreso a una normalidad que no reconocemos, incitan a reflexionar sobre el miedo a la enfermedad y sus consecuencias en todos los ámbitos, privados y colectivos. El lienzo bordado de María Gimeno, Abrir palabra por palabra el páramo, al que acompañan los libros cosidos de Louisa Holecz, ocupan el espacio vacío de La Casa Amarilla con el ánimo de recuperar miradas, voces y experiencias; y abordar posibilidades de futuro con representantes de los distintos sectores de la cultura en Aragón a través de este ciclo de conversaciones.
La Casa Amarilla
Violencias in(visibles)
A lo largo de los siglos, las mujeres han debido reprimir su comportamiento, adecuarse a las maneras de ser y estar que el sistema patriarcal les exigía, refrendadas por la literatura y la abundante iconografía de imágenes ejemplares e instructivas que nos han educado y condicionado. Todo parece dispuesto para no avanzar. Y de hacerlo, las mujeres serán las únicas responsables de la violencia que se les inflige. Por histéricas, malhumoradas y gritonas. Además, claro, por insumisas, al atreverse a poner en tela de juicio o arremeter contra la primacía de la jerarquía que impone el orden patriarcal: nueva causa de desorden que hay que corregir sometiendo la voluntad emancipadora de las mujeres, resultado de las excesivas concesiones y derechos que han recibido.
Las hogueras continúan encendidas. Y Sara Quintero las pinta tras vaciar los escenarios donde grandes artistas situaron historias moralizantes en las que el cuerpo de la mujer era violentado.
Con motivo de la exposición Entre las cenizas de Sara Quintero en La Casa Amarilla, presentamos la «mesa de trabajo» ocupada por una selección de libros atentos al tema central del proyecto: las violencias (in)visibles ejercidas contra la mujer.
Louisa Holecz. Inscape
11 de febrero_14 de junio, 2020
Inscape titula Louisa Holecz la selección de obras recientes que presenta en su segunda exposición individual en La Casa Amarilla. El significado del término, que introdujo el teólogo medieval escocés John Duns Scotus e incorporó y desarrolló en su obra el poeta inglés Gerard Manley Hopkins en el siglo XIX, escapa a una traducción exacta que estaría próxima al concepto de esencia o de singularidad. En todo caso, Louisa Holecz encuentra que es el término más adecuado para nombrar el propósito de su pintura: dar expresión al «origen común» del mundo interior y exterior. Porque hubo un tiempo, citamos a Owen Barfield, en que no se observaba la naturaleza de modo distante, como sucede hoy, sino que se participaba mental y físicamente en su proceso interior y exterior. Conforme sabemos más, más nos distanciamos de la Naturaleza. Convertidos en simples espectadores, aún tenemos la oportunidad de escuchar las voces de quienes, como Louisa Holecz, atienden a la ruptura de la unidad primordial con el ánimo de restablecerla por mediación del arte.
Sara Quintero. Entre las cenizas
30 de noviembre, 2019_8 de febrero, 2020
La Casa Amarilla presenta la primera exposición individual de Sara Quintero en la galería: Entre las cenizas es el título elegido por la artista para aludir directamente a los procesos contra las mujeres, víctimas de un sistema que además de violentarlas las deslegitima. Sobran ejemplos en todos los sectores, también en el artístico.
Como es habitual en su trabajo, Sara Quintero selecciona imágenes del pasado que actualiza, con el firme propósito de desvelar el poder que la imagen ha demostrado a lo largo de la historia para conformar nuestro mundo. La secuencia de dibujos y pinturas que configuran su exposición Entre las cenizas remiten, en su mayoría, a la iconografía de martirios cristianos en las obras de grandes artistas. No hay interés en contar detalles del martirio; lo que importa es mostrar los rescoldos de un fuego que permanece activo en la actualidad a través de mecanismos perversos que insisten en perpetuar una imagen de la mujer moldeada por acontecimientos que, aunque olvidados, incitan a la hostilidad y a la violencia.
Ricardo Lladosa
Un amor de Redon
Algunos de los libros que ocuparon mi mesa de trabajo durante la escritura de la novela Un amor de Redon (Fórcola, 2019) los presento ahora en la «Mesa de Trabajo» de La Casa Amarilla, con el propósito de abundar en el proceso de creación que me permitió conocer en profundidad la trayectoria y la obra del artista Odilon Redon, protagonista de la ficción que narro en la novela.
Todo me estaba permitido. Podía inventar lo que deseara acerca del personaje, con una única limitación: no traicionar la verdad histórica.
Viaje al manicomio
Recuperar los nombres y las voces de algunas de las mujeres creadoras que por ser consideradas locas fueron silenciadas o expulsadas del cuerpo social y político establecido, es uno de los propósitos que guía el proyecto Viaje al manicomio, cuyo título tomamos prestado del libro autobiográfico que la feminista Kate Millett publicó en 1990. Revivir las experiencias de sus encierros en centros psiquiátricos fue para Millett un modo de sobrevivir reivindicándose, enfrentando su desconcierto, impotencia e inseguridad que siguieron a un diagnóstico que la consideraba loca. A través de la escritura y de su decidida apuesta por la cordura, Kate Millett denunció el fracaso de un sistema que, todavía hoy, estigmatiza la enfermedad mental.
La exposición Viaje al manicomio en La Casa Amarilla incluye obras realizadas por Chechu Álava, Almalé y Bondía, Nacho Bolea, Carmen Calvo, María Gimeno, Louisa Holecz, Marta L Lázaro, Fernando Martín Godoy, Sandra Moneny, Charo Pradas, Sara Quintero y Mery Sales.
La Casa Amarilla
Viaje al manicomio
No hay espacio a la resistencia, escribe Marga García Puig en el prólogo del libro de Kate Millett, Viaje a la locura, cuyo título hemos tomado prestado para este proyecto colectivo cuyo propósito es el de construir un espacio de reflexión sobre las posibles causas que explican la permanencia de viejos modelos en la genealogía y tratamiento de la locura, instituida en el manicomio.
La rebeldía fue y continúa siendo uno de los factores que alteran las normas sociales; y las mujeres han sido víctimas propiciatorias a lo largo de la historia. Fueron muchas las mujeres creadoras que experimentaron encierros en psiquiátricos por indicación de familiares y amistades. Rebeldes y audaces, desafiaron con sus obras radicalmente subjetivas tabúes y miedos heredados, a riesgo de perder su dignidad, su intelecto. Quedan sus legados, que ahora recuperamos en este proyecto con las obras que las citan a cargo de Chechu Álava, Almalé y Bondía, Nacho Bolea, Carmen Calvo, María Gimeno, Louisa Holecz, Marta L. Lázaro, Fernando Martín Godoy, Sandra Moneny, Charo Pradas, Sara Quintero y Mery Sales. Y en la «Mesa de trabajo» de La Casa Amarilla, ocupada por libros que recogen sus experiencias y testimonios.
Patricia Almarcegui
La herida
La presentación del proyecto y el manuscrito de La herida ocupa mi «mesa de trabajo» en La Casa Amarilla, junto a una selección de mis libros.
La novela La herida parte de mi condición de mujer. De mis dudas y preguntas. De saberme, por edad, mediadora entre dos generaciones. He hecho más de treinta entrevistas a mujeres de tres generaciones y les he planteado las mismas cuestiones. Uno de los trabajos más interesantes ha sido el de reflexionar y construir una ficción a partir de ellas. Las voces no son literales, son simbólicas y, en cada una, están representadas las voces de todas las mujeres del mundo. Es curiosos, las experiencias y las ideas confluyen.
La influencia de la Luna sobre la cabeza de las mujeres
En su ensayo Salvar las apariencias, el filósofo Owen Barfield establece tres fases en la consciencia humana del mundo: en la primera, que denomina «Participación original», y la describe lunar y orientada a la Diosa, existió un lazo sagrado entre Naturaleza y Humanidad. La apariencia visible y la fuente invisible eran uno y lo mismo, y la vida continuaba más allá de los sentidos. La segunda fase, «Retirada de la participación», comenzó cuando el Sol se estableció como fuerza gobernante y progresivamente se fue desvaneciendo la visión unificada de la Madre Tierra, y con ella la Diosa. La tercera fase, «Participación final», consistiría en recrear la antigua consciencia participativa mediante la Imaginación para restituir lo perdido.
El proyecto expositivo La influencia de la Luna sobre la cabeza de las mujeres convoca a cinco artistas: Louisa Holecz, Sandra Moneny, Charo Pradas, Sara Quintero y Marina Vargas, cuyas obras perseveran en el deseo de expresar el sonido del origen, desconfiando de la realidad de las cosas para dar luz a los paisajes interiores del imaginario. En sus obras la apariencia visible y la fuente invisible son lo mismo. La afinidad de las mujeres con la Luna permanece.
La Casa Amarilla
La influencia de la Luna sobre la cabeza de las mujeres
Cuando el libro de Jules Cashford La Luna. Símbolo de transformación (Atalanta, 2018) llegó a La Casa Amarilla, lo abrimos por azar en la página 308 que incluye la reproducción de un grabado francés de autoría anónima, realizado a mediados del siglo XVII. Su título: La influencia de la Luna sobre la cabeza de las mujeres, atrajo la atención hacia la imagen. Cinco mujeres coronadas con medias lunas provistas de un ojo, danzan en círculo para celebrar los dones recibidos. A su lado, un grupo de cuatro hombres con candiles son incapaces de ver dónde puede estar el pedazo que falta a la luna creciente.
Como es habitual en la programación de La Casa Amarilla, un libro inspira las exposiciones colectivas de la galería. Así ha ocurrido con el libro de Cashford, un riguroso análisis de la historia de los mitos y símbolos que, desde el Paleolítico hasta la actualidad, tiene como protagonista a la Luna.