Mesa de trabajo
La Casa Amarilla. Geografías
[3 julio 2018]
Del natural da título a la última exposición de la temporada en La Casa Amarilla. Una cita a W. G. Sebald, cuya mirada poética y crítica compartimos. Todo se derrama en las obras presentes en este proyecto, atravesado por un deseo de geografías que busca fijar las grietas. Algunas de esas geografías ocupan la «Mesa de trabajo» de La Casa Amarilla.
La ecuación espacio/tiempo se encuentra en los orígenes de nuestra civilización, en el ámbito del pensamiento y en el de la mitología. El pensamiento clásico y su representación se fundamentan en el espacio, mientras que el pensamiento contemporáneo y su representación lo hacen en el tiempo. Es el camino que, podríamos decir, conduce de Robert Walser, que buscaba una naturaleza ajena al paso del tiempo, a W. G. Sebald, para quien el tiempo deja sus huellas en el espacio.
En el momento en que el ser humano fue consciente de su libertad, comprobó que su destino estaba determinado por dos condiciones: el espacio y el tiempo. Buscó primero superar las limitaciones que le imponía el espacio; fue la época de las grandes migraciones, de los descubrimientos y de la búsqueda de nuevas geografías. La consecuencia es que hoy ningún ser humano está obligado a permanecer en su lugar de nacimiento: la libre circulación de las personas es un derecho reconocido, por lo que algunos de los problemas sociopolíticos actuales surgen del conflicto entre este derecho y las limitaciones que se le imponen.
Cuando la humanidad creyó controlar el planeta -es de lo más instructivo atender a las discusiones científicas sobre la forma de la tierra en los siglos XVII y XVIII- salió al espacio exterior, donde la distancia, una propiedad intrínseca del espacio, se mide en tiempo, ya que desde principios del siglo XX se acepta una medida absoluta para medirlo: la velocidad de la luz. El conocimiento del espacio exterior le hizo avanzar en la respuesta a dos grandes incógnitas contemporáneas: ¿cuándo se produjo el origen del universo?, ¿cuál es la duración del universo?, frente a las preguntas anteriores: ¿dónde acaba el mundo?, ¿cuál es la dimensión del mundo?
Lo natural ha pasado de la búsqueda de nuevas geografías para dominar el planeta a la apología de lo efímero, con el propósito de alejar el futuro y, como consecuencia, también el pasado, lo que puede tener efectos no deseados en la preservación de la memoria.
Empeños inútiles ambos, porque nuestra esencia como individuos es movernos en unas coordenadas definidas por dos ejes: el eje de las ordenadas espaciales y el eje de las abscisas temporales. La gráfica resultante de nuestros movimientos a lo largo de los dos ejes es la memoria, individual y colectiva, que permite relacionar dos dimensiones en principio tan ajenas: el espacio y el tiempo.
El individuo es un ser físico, por lo que su corporeidad lo vincula a un lugar. Es un ser histórico, con conciencia del tiempo, con pasado y expectativas de futuro. Es un ser con pensamiento abstracto, con capacidad de relacionar espacio y tiempo, experiencia individual y colectiva. Es un ser simbólico, que le permite expresar y comprender signos que representan la realidad. Esta lógica nos ha permitido plantear Del natural, como una mirada crítica.
Hubo un tiempo en que la geografía se estudiaba dividida en dos apartados:»geografía física» y «geografía humana». Sin posibilidad de relacionarlas cuando están unidas por lo que podríamos llamar «geografía de la memoria»: un lugar es un espacio y la memoria que lo habita.
No es función del arte resolver el enigma. Sí plantearlo. Este es el propósito de las exposiciones celebradas en La Casa Amarilla y, por supuesto también, del proyecto que cierra esta temporada. Del natural, lo hemos denominado, citando a Sebald, paseante comprometido con su tiempo. Hacer preguntas, siempre. Y dar a ver.
Sobre Sebald escribió Susan Sontag un artículo que tituló «El viajero y su lamento», muy atento, entre otros aspectos, a las visiones de destrucción que jalonaban sus libros. No pasó inadvertida a Tomás Eloy Martínez la obsesiva investigación de Sebald por las ruinas y su pasión por restituir a la condición humana su dignidad perdida; sin denunciar, pues no fue su intención redimir, como si la conciencia abriera los ojos ante la realidad, contemplara la destrucción y describiera lo que ve sin levantar la voz, con la garganta desgarrada.
En el interior de la obra de Sebald, encuentra Juan Bonilla una severa reflexión sobre la deshumanización y las inquietudes de la modernidad devastadora, un canto callado ante el milagro de la naturaleza que esculpe la condición de hombre antiguo y su curiosidad por las vidas marginales y desplazadas que sirven de espejo a la tragedia de Europa. Una Europa, reflexiona Daniel Gascón, levemente descentrada. La memoria, la conciencia histórica, la incertidumbre, el desarraigo, el anhelo de fijar lo que ha sido excluido y derrotado, la presencia insana de la humanidad son algunos de los temas que atraviesan los libros de Sebald; también la violencia que amenaza el paisaje, de ahí su deseo de geografías. Del blog que acompañó el proyecto Las variaciones Sebald, a cargo de Jorge Carrión, hemos tomado las citas, tan reveladoras.
Con Sebald, regresamos al proyecto expositivo Del natural en La Casa Amarilla.
La búsqueda de los comienzos es la más importante de todas cuantas puedan emprenderse, escribió Cioran. Ese fue el anhelo de Benjamín Palencia cuando paseó con Alberto por Vallecas, llevados por el impulso de reconocer estéticamente el paisaje agrario, y el motivo de que hayamos seleccionado algunos de sus dibujos. Lo extraño, por ser una coincidencia inexplicable que diría Sebald, es que los dibujos telúricos que Palencia realizó a partir de 1933 remitían entre otras fuentes a los de Picasso sobre La Crucifixión de Grünewald, artista a quien Sebald dedicó la primera parte de su poemario Del natural. La fascinación mineral que, según Cioran, reside en la búsqueda y la nostalgia de lo primordial continúa activa en las esculturas de Joana Cera hechas con piedras, un tipo de piedras que, notificó Roger Caillois, ni siquiera tienen que esperar la muerte y no tienen nada más que hacer que permitir que se deslicen sobre su superficie la arena, el aguacero, la resaca, la tempestad, el tiempo. En la fuga del espacio se siente la huida precipitada del tiempo, leemos en Del natural de Sebald que se pregunta: ¿Hasta dónde retroceder para encontrar el comienzo?
Ana Mendieta encontró refugio en las piedras y Robert Smithson intervino en el paisaje mediante acciones que reclamaban la reflexión. Las fotografías de la serie In situ de Almalé y Bondía dan testimonio. La nube azul de José Noguero se desploma sobre los árboles en cuyo follaje, anunció Novalis, nos disolvemos en algo para lo que no tenemos ni nombre, ni pensamiento. Los animales de Lina Vila anuncian presagios mientras todo se precipita alrededor del árbol ardiente y estéril de Louisa Holecz. Desastre titula Fernando Martín Godoy; regresan los versos de Sebald: «una catástrofe silenciosa que ocurre / sin que el espectador la perciba». La naturaleza se desborda cadenciosa y silente en las fotografías de Iñaki Bergera ante el ruido del progresivo estado de ruina del complejo urbanístico de Panticosa. Vicky Méndiz fotografía la suma de tiempos en un instante condensado. Y Nacho Bolea compone paisajes imaginarios con cosas abandonadas en espacios extraños.
La imagen del vagar errante -notificó Alejandro Castellote sobre la serie The End of Cathedrals de Jorge Fuembuena- de una masa de hielo ancestral, que es lugar primitivo y territorio incierto, alumbra el fracaso. [Juan J. Vázquez y Chus Tudelilla]
Aproximación a la «Mesa de trabajo» de La Casa Amarilla
ANDRÉS, Juan, La figura de la tierra, Madrid, Casimiro Libros, 2017.
BENACH, Nuria (ed.), William Bunge: las expediciones geográficas urbanas, Barcelona, Icaria, 2017.
BLANCH, Teresa (ed.), Topografías invisibles: estrategias críticas entre arte y geografía, Barcelona, Universidad de Barcelona, 2015.
CLÉMENT, Gilles, Manifiesto del tercer paisaje, Barcelona, Gustavo Gili, 2018.
DARDEL, Eric, El hombre y la tierra. Naturaleza de la realidad geográfica, Madrid, Biblioteca Nueva, 2013.
DUQUE, Félix, Habitar la tierra. Medio Ambiente, humanismo, ciudad, Madrid, Abada, 2008.
GRUPO SURREALISTA DE MADRID (ed.), Crisis de la exterioridad. Crítica del encierro industrial y elogio de las afueras, Madrid, Enclave de Libros, 2012.
JOUANNAIS, Jean-Yves, El uso de las ruinas. Retratos obsidionales, Barcelona, Acantilado, 2017.
LINDÓN, Alicia y HIERNAUX, Daniel (dir.), Geografías de lo imaginario, Barcelona, Anthropos, 2012.
LLADÓ, Bernat, Franco Farinelli.Del mapa al laberinto, Barcelona, Icaria, 2013.
LLORENTE, Marta (coord.), Topología del espacio urbano. Palabras, imágenes y experiencias que definen la ciudad, Madrid, Abada, 2014.
LÓPEZ DEL RINCÓN, Daniel y MANONELLES, Laia (ed.), Arte, naturaleza y política en la creación contemporánea, Barcelona, Universidad de Barcelona, 2017.
MARTÍNEZ DE PISÓN, Eduardo, Miradas sobre el paisaje, Madrid, Biblioteca Nueva, 2016.
NOGUÉ, Joan, Yi-Fu Tuan. El arte de la geografía, Barcelona, Icaria, 2018.
PALLASMAA, Juhani, Habitar, Barcelona, Gustavo Gili, 2017.
ROVELLI, Carlo, El orden del tiempo, Barcelona, Anagrama, 2018.
SAUTOY, Marcus du Lo que no podemos saber. Exploraciones en la frontera del conocimiento, Barcelona, Acantilado, 2018.
SEBALD, W. G., Del natural, Barcelona, Anagrama, 2004.
SEBALD, W. G., Sobre la historia natural de la destrucción, Barcelona, Anagrama, 2015.
TUAN, Yi-Fu, Topofilia, Barcelona, Melusina, 2007.
TUAN, Yi-Fu, Geografía romántica, Madrid, Biblioteca Nueva, 2015.
VINCI, Leonardo da El libro del agua, Madrid, Abada, 2017.
WALSER, Robert, El paseo, Madrid, Siruela, 2016.
WILSON, Edward O., Medio planeta. La lucha por las tierras salvajes en la era de la sexta extinción, Madrid, Errata Naturae, 2017.