Mesa de trabajo
Joaquín Sicilia Carnicer
Agricultura, símbolo y arte. (El espíritu de los materiales, el espíritu de la arquitectura)
La referencia al territorio, al paisaje agrícola y su capacidad simbólica en la memoria de los habitantes de las ciudades es muy importante.
La «Mesa de trabajo» que presento en La Casa Amarilla incide en cómo ese carácter simbólico que parte de una naturación basada en un ámbito rural, puede extrapolarse como generador de emociones vinculadas al mundo de las sensaciones, muy próximo o vinculado con el mundo del arte.
El carácter simbólico de las naturaciones en espacios públicos o privados, nace de una concepción multidisciplinar que, entiendo, es imprescindible para un desarrollo urbano.
Las incorporaciones vegetales y artísticas, entendidas estas como una interpretación del arte a partir del hallazgo o descubrimiento de los propios elementos naturales, me parecen esenciales.
Esta valoración del espacio y de sus vacíos, de las presencias no patentes, de los hallazgos encontrados, es una clave que permite entender los valores del territorio y de su significado. De esta manera se incorpora la agricultura a la arquitectura, como un material de construcción.
El estudio conexiona varias propuestas como elementos de una naturación diferente, vinculada a la generación de infraestructuras verdes para un desarrollo urbano sostenible, con especial incidencia en la valoración de su presencia en el espacio público vertical: jardín termal de Jaraba, plaza-jardín vertical de Delicias, campo de fútbol en Zaragoza, y propuesta de oasis bioclimáticos para la Ciudad del Fútbol.
Antedecentes
El primer acercamiento como profesional de la arquitectura al mundo de la naturación urbana, lo planteé ante el descubrimiento de elementos vegetales en diferentes cubiertas de edificaciones antiguas, muchas de ellas incluidas en el ámbito rural.
A partir del descubrimiento de estas presencias y de forma casual, encontré una publicación firmada por el profesor Julián Briz, que me llevó a contactar directamente con él en el año 2001 y, desde entonces, lo que inicialmente era una sugerencia o el descubrimiento de unos elementos que podrían incorporarse a las edificaciones, pasó a ser la valoración de un material constructivo tan vigente como cualquier otro.
Al hilo de este razonamiento, surgen algunas de las reflexiones que conducen a lo que para mí es, en gran parte, la esencia de la arquitectura. La arquitectura es relación con la vida en sí misma.
Resulta difícil de entender cómo, de algo tan próximo y necesario al ser humano, se habla generalmente con distancia, incomprensión y las más de las veces con desconocimiento. Esto es quizás algo común a disciplinas como arquitectura y agricultura.
La agricultura ha marcado desde la antigüedad el interés de cada civilización por entender el territorio en el que se asienta.
De forma intuitiva podemos establecer una clara vinculación entre «agricultura» y «arquitectura», a partir de su consideración como acotación del territorio. Igual que hace cualquier ser vivo que acota su territorio por razones funcionales o simbólicas.
Todos los actos, expresiones, estados de ánimo que el hombre realiza y le acompañan a lo largo de su vida, tienen consciente o inconscientemente influencia directa del espacio que les rodea, de su territorio y de sus distintos tratamientos: formas, texturas y colores de elementos fijos y muebles.
Un primer aspecto en una relación espacial es la «elección del sitio». La idea del «sitio» que aparece en todas sus culturas, desde sus planteamientos primitivos, no es sino la comprensión del «medio natural» que nuestro cuerpo tiene a su alcance y la integración en él.
Por «medio natural» entiendo no solo los elementos que tradicionalmente se engloban en la naturaleza no tratada por el hombre, sino también los de una idea más global: paisaje entendido y constituido por el conjunto de objetos y elementos habituales que conforman la naturaleza de cada territorio y la vida de sus habitantes, condicionando la educación de la percepción tanto psíquica como físicamente.
La calidad de vida del ser humano está vinculada a la calidad de sus acciones básicas y cotidianas vitales.
Hay una serie de valores basados en la percepción, de los que no somos conscientes muchas veces; a pesar de ser los que configuran un aspecto diferencial a los lugares y espacios que habitamos.
Siempre he considerado fundamental la valoración conceptual de los materiales que construyen estos espacios, buscando su propio significado a partir de su tratamiento e incorporación al proceso constructivo.
A partir de este proceso, los materiales adquieren un nuevo valor: el que sus usuarios pueden otorgar, interpretar y seguir en cada época.
La naturación, incorporada a la arquitectura es, sin duda, el material de construcción más próximo a la esencia del ser humano, vinculado siempre al territorio.
Analicemos este potencial de la naturación, veamos la capacidad simbólica y funcional que nos aporta como material de construcción, a partir de elementos casuales de la agricultura. Estos elementos, están en nuestros paisajes de forma espontánea o provocada. Forman parte del escenario de cualquier acción humana y contienen parámetros originales de la ciencia, la tecnología y la composición. Son el vínculo que une todos estos parámetros con el sentimiento y la percepción humana más íntimas.
Su observación y reconocimiento necesariamente desembocan en una relación con el momento y el lugar se asocia a la memoria del paisaje y se incorpora a la memoria invisible de la ciudad.
Una primera aproximación a esta referencia a la memoria, nos introduce en el valor del hallazgo, el descubrimiento, la percepción de situaciones partiendo de la acotación espacial. Acotación entendida partiendo de elementos abstractos, como notas musicales pendientes de una conexión. Esta es una primera génesis de composiciones arquitectónicas.
El entendimiento de estas acotaciones de elementos abstractos, nos surge a partir de la observación y valoración de la escala, que nos introduce en la visualización y futura formalización de espacios definidos que podemos entender como cobijos. El cobijo nos muestra otro parámetro del espacio que es la atmósfera.
La atmósfera la descubrimos al percibir la sensación que produce la relación del espacio cobijo con su entorno.
Hay una frase del paisajista brasileño Burle Marx que define a la perfección este concepto: «Lo esencial no es sino una emoción fugitiva».
Trasladando esta emoción a la arquitectura, debemos entenderla como un acto que genera una huella.
La huella supone otro parámetro de acotación que, como hemos visto, puede ser natural o derivada de una acción humana. Nos habla de cualidades de los materiales. Nos aproxima de alguna manera al entendimiento de su formalización y su incorporación a las construcciones. Es una referencia que nos aporta datos sobre una acción pasada que podemos incorporar como cualidad a los materiales constructivos, contribuyendo enormemente a su capacidad poética y de seducción.
Otro factor que nos aproxima a este entendimiento de los materiales y afecta de forma sustancial a su percepción, es la luz. La luz nos descubre igualmente cualidades y texturas que nos relacionan con el movimiento y el tiempo. Esto se traduce en la sombra, la sombra que acota nuevamente y construye espacios. La sombra que descubre tamizando, o la sombra que con el movimiento construye espacios en la memoria tan precisos como los que pueda mostrarnos una maqueta de trabajo. Sombras como elementos continuos que formalizan espacios nuevos, cambiantes y con dimensiones y potenciales incontrolados, próximos a la belleza como esencia de una arquitectura o de un lugar.
Esta valoración del espacio y de sus vacíos, de las presencias no patentes, de los hallazgos encontrados, son claves a la hora de entender los valores del territorio y de su significado: por eso, debemos entender la naturación incorporada a la arquitectura como un material de construcción más, aquél que le es más próximo, capaz generar emociones vinculadas al mundo de las sensaciones, relacionado directamente con el mundo del arte.
Alexander von Humbolt, describía perfectamente este sentimiento en sus crónicas de viaje a finales del s. XVIII: “La naturaleza, en todas partes, se dirige al hombre con una voz que es familiar para su espíritu”.
Este concepto unido a los innumerables valores técnicos, medioambientales y agroalimentarios, muestra a la agricultura y a la naturación urbana como material y pieza clave de una arquitectura, de un urbanismo, que no se produce como invasor, sino que utiliza el propio paisaje como una fuerza más del mismo y propiciar los usos, las funciones, la vida y la relación de las personas.
La arquitectura y el urbanismo no deben entenderse como integrados en el territorio: deben nacer del propio territorio, ser y formar parte del mismo.
Si entendemos el territorio como origen de cualquier implantación urbana o arquitectónica, vemos que la naturación debe incorporarse en todos los escenarios posibles de una u otra forma.
Una concepción de la arquitectura, basada en la vivencia de cada usuario con el espacio o con el vacío, llena de sensaciones y sugerencias, nos aproxima a los materiales de su paisaje cotidiano.
Esta aproximación se desarrolla en las acciones del urbanismo tradicional a través de la calle que va configurando espacios públicos que acogen equipamientos públicos. En este sentido, la incorporación de la agricultura urbana abre una nueva dimensión: contribuye y favorece por otra parte, a la creación y a la presencia del espacio público proyectado verticalmente.
La propuesta de programas híbridos en edificaciones y «verticalscapes» no son sino la recuperación de los conceptos existentes en la naturaleza aglutinantes de biodiversidad.
Análisis de intervenciones
Jardín termal, Jaraba (Zaragoza)
El trabajo realizado utiliza el paisaje agrícola como evocador de símbolos potenciadores de sensaciones individuales, vinculadas con la salud y el ocio. Pretende utilizar el territorio próximo existente haciendo una propuesta exclusiva de termalismo implantado en el lugar. Parte del pasaje agrícola existente en la originaria finca termal y en su entorno.
El río Mesa ha formalizado paisajes tan duros y contundentes como son los cañones de cortes calizos. O se ha fundido con la presencia de los manantiales termales, organizando unos parques llenos de magia y delicadeza, que conforman el Balneario Sicilia y El Balneario Serón. El río es el gran vertebrador de la presencia de la población de Jaraba con su paisaje agrícola como eje conductor. Este paisaje incorpora casi todas las tipologías arquitectónicas y sugerencias de materiales que se puedan necesitar para estructurar un lugar con agua. Poniendo en valor cada material que se tiene en cada momento a disposición. Los bancales de la primitiva finca agrícola, sembrados hoy de plantas autóctonas -lavanda, tomillo o romero-, se han convertido en la espina dorsal de un jardín termal en desarrollo. La memoria, que al final no es sino cultura, y el «espíritu de los materiales», construirán el resto de las arquitecturas.
El carácter simbólico tiene en este caso un componente de índole terapéutica y un elemento diferencial. Muestra que la utilización de la esencia de lo próximo puede suponer no solo un valor comercial sino una apuesta evidente por la conciencia sobre el medioambiente y la valoración de la biodiversidad en los usuarios.
Jardín Vertical en Plaza Delicias (Zaragoza)
La obra adquiere una dimensión de catalizador con características sociodemográficas como espacio público a través de la verticalidad y de la dimensión que acompaña al jardín vertical en la plaza. Delicias es un populoso barrio de la ciudad, formado a partir de los años 50 y especialmente durante los años más desarrollistas 60 y 70 del siglo XX. Su carencia de zonas verdes y elementos simbólicos reconocibles por sus residentes, es una asignatura pendiente fundamental para la revitalización del barrio. La población de Delicias, proveniente de núcleos rurales en las migraciones españolas de los años referidos acoge hoy a un gran número de nuevos vecinos procedentes de las nuevas migraciones. La necesidad de encontrar puntos de identificación y elementos que contribuyan a la rehabilitación del barrio es una de las claves de la propuesta de naturación.
El proyecto nació conceptualmente e inició su desarrollo formal a finales de los años 90, por iniciativa de la Asociación de Vecinos de Delicias «Manuel Viola» que en colaboración con el Ayuntamiento de Zaragoza rescató la voluntad de actuar sobre un pequeño solar para transformarlo en plaza, dentro de la calle Delicias, arteria peatonal y corazón vital del barrio.
El solar de referencia dispone de una superficie en planta de 530 m2 aproximadamente. La solución propuesta para esta intervención planteaba entre otras necesidades resolver la presencia de unas agresivas medianeras que minimizaban cualquier intervención en el espacio. Conviene señalar que en aquel tiempo no existían los sistemas de vegetalización de paredes verticales, hoy día resueltos y comercializados por diferentes grupos y marcas. El sistema consiste en plantear siempre el contacto de las plantas con el propio terreno o con tierra incorporada a diferentes jardineras y propone un conjunto de sirgas, mallazos reciclados de la construcción y telas metálicas para el crecimiento, desarrollo y guía de las plantas. Toda la estructura portante del edificio, se desarrolló para formar parte del sistema arbóreo del jardín. Las propias vigas-cerchas metálicas estructurales, se convirtieron así en grandes jardineras lineales capaces de incorporar el soporte adecuado para las diferentes plantas. Se planteó un recorrido botánico con un total de 84 especies diferentes. El sistema de riego, se adapta a las características de cada uno de los niveles utilizándose básicamente el sistema por goteo. Previendo un depósito para limpieza, control e incorporación de nutrientes dentro del sistema de recirculación incorporado para ahorro de agua.
El sistema estructural utilizado, a parte de contribuir a la morfología estética de todo el jardín y de su seguridad técnica y funcional, forma parte en sí mismo del propio concepto de «árbol de todo el conjunto», participando de todos los elementos necesarios para la incorporación de las diferentes especies vegetales. Se identifica, de este modo, con la idea conceptual de este jardín en altura, que surge como formalización de la metáfora y recuerdo de ese árbol de la infancia.
Básicamente esta es la génesis conceptual de un proyecto que amplía la realidad de una plaza en un espacio urbano comprometido a un recorrido real a través de un jardín en altura que, desarrollado en 500 metros lineales de ascensión, supera los 800 m2 de elementos de jardinería y estancias en altura, además de los 530 m2 localizados en la cota de calle como plaza. En el semisótano de este espacio se dispone de un espacio de 404 m2 para sede de la Asociación de Vecinos de Delicias «Manuel Viola», encargada de la gestión del espacio, así como de su utilización como espacio didáctico y de actividad ciudadana. Es pues, un conjunto urbano especialmente significativo para la aplicación de los criterios de lo que entendemos desde nuestra actividad profesional como naturación urbana.
En el espacio y su recorrido en altura, nos encontramos además de una gran variedad vegetal, con elementos y caracteres simbólicos en pavimentos y tratamientos de materiales en diferentes recorridos y estancias que invitan al ciudadano a una utilización cotidiana diferente a lo largo de cada hora del día.
El encuentro del Jardín Vertical con las calles adyacentes, fundamentalmente con la peatonal calle Delicias, se realiza a través de una plaza que ocupa toda la dimensión del solar original con diferentes niveles, entre los que destaca la presencia de un escenario con graderío. A partir de este nivel básico, se accede a la planta semisótano sede de la asociación, o inicia un recorrido ascendente que le conduce a diferentes niveles con sus correspondientes estancias. Cada recorrido y cada estancia, plantean características de naturación comunes y diferenciales aportando variedad al paseo por el jardín. El recorrido va entrecruzando en altura el espacio de la plaza como si un juego de ramas de árbol partiese de un tronco original. Todos estos recorridos son accesibles eliminando todo tipo de barreras arquitectónicas.
El conjunto construido se presenta como un todo único interrelacionando la arquitectura con la naturación. La torre simbólica del ascensor previsto, se natura incorporando troqueles de chapa destinada a la chatarra que junto a las formas recicladas configuran una celosía metálica que incorpora diferentes policromías a través de móviles de metacrilato, plantaciones y metacrilatos en fachada.
La plaza-jardín se ha convertido en una auténtica centralidad urbana y núcleo de actividades dentro del Barrio de Delicias. Los valores de confort ambiental que su presencia proporciona han contribuido a su popularidad y utilización: en su interior se ha reducido considerablemente el ruidoso ambiente urbano del barrio y durante los meses más calurosos de verano, la naturación incorporada al Jardín Vertical disminuye la temperatura ambiente entre 3 y 5 grados.
Campo Municipal de Fútbol de San José (Zaragoza)
El proyecto plantea una nueva dimensión en los criterios de naturación, partiendo de esa concepción multidisciplinar que entiendo imprescindible para un desarrollo urbano sustentable.
El nuevo Estadio Municipal de Fútbol de San José en Zaragoza, incorpora una escala de ordenación urbana en un ámbito capaz de acoger 50.000 ciudadanos en un momento determinado.
Esta propuesta completada a nivel de proyecto ejecutivo, y pronta a comenzar los trabajos de construcción, me parece de esencial significación para lograr un entendimiento de los objetivos simbólicos y medioambientales de la naturación urbana, al tratarse de un equipamiento de clara singularidad y con enorme incidencia en la población. En este caso, se interrelaciona con la incorporación de sistemas energéticos renovables que parten de la geometría constructiva del propio estadio y de su implantación en la ciudad.
Sistemas pasivos de ventilación, con bosquetes de especies vegetales para el control térmico de invierno-verano, aplicación de geotermia, placas fotovoltaicas o aerogeneradores participan de una idea global que incorpora la vegetación y otros criterios de vegetación con un claro exponente didáctico de las bondades que esta filosofía puede lograr en los espacios urbanos.
Pero no solo los criterios de naturación prevén en este caso su incorporación a espacios concretos del estadio organizando todo un sistema naturado en los recorridos y fachadas. Se formaliza en el tratamiento previsto para la fachada una pieza de claro valor simbólico y monumental basado en elementos fractales que sitúan al nuevo estadio en algo que podríamos asimilar a una pieza de «art-land urbano».
La adaptación e incorporación al diseño de este nuevo estadio de los espacios destinados a la Ciudad del Fútbol («Footballandlife»), plantea la incorporación de una cubierta que incluye un conjunto de oasis bioclimáticos reguladores de todo el sistema energético del conjunto en los que los tratamientos de naturación e invernaderos captadores de CO2 adquieren una especial relevancia.
La vinculación de la naturación urbana a diferentes disciplinas y tecnologías, es el fundamento para la necesaria investigación y desarrollo de nuevos productos que la sitúen como material constructivo de última generación base de la arquitectura y el urbanismo actual y futuro.
Es fundamental trabajar multidisciplinarmente para situar la naturación y agricultura urbana en el lugar que le corresponde dentro del urbanismo de nuestras ciudades: vinculada a los procesos más avanzados de investigación y desarrollo tecnológico. Como material de construcción más de nuestras arquitecturas, por lo tanto, con todas sus homologaciones, normativa y fichas técnicas. Es preciso garantizar la correcta incorporación en azoteas, fachadas y cualquier soporte constructivo, para poder defender los valores que la naturación propicia a la ciudad y sus habitantes: no solo de carácter medioambiental, energético, alimentario, simbólico, artístico, terapéutico, social o económico, y el largo etcétera que su identificación con el territorio propicia.
Aproximación de la «Mesa de trabajo» de Joaquín Sicilia Carnicer en La Casa Amarilla
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Joaquín Sicilia Carnicer. Apuntes biográficos
Arquitecto fundador y director del estudio Sicilia y Asociados Arquitectura, SLP.
Socio de la Fundación Ecología y Desarrollo. Miembro de PRONATUR, asociación dedicada a la Investigación y Desarrollo de la Naturación Urbana. A través de la asociación, de la que fue vicepresidente en 2012, participa en la coordinación con la Escuela de Agrónomos de Madrid (departamento de Botánica y Economía) en diversos proyectos de investigación agroalimentarios. En la actualidad trabaja en un sistema de captación de CO2 para tejados urbanos.
Colabora e investiga con distintos departamentos de Universidades y empresas para la validación e incorporación de nuevos materiales y tecnologías a la edificación tradicional, disponiendo, en este sentido, de varias patentes.
Entre sus trabajos en áreas verdes, es autor del Jardín vertical del Barrio de Delicias (Zaragoza) -que en 2010 fue reconocido como uno de los mejores diez espacios europeos-, del Jardín Termal del Balneario de Jaraba; del Museo del Viento y del Museo de la Vida, en La Muela (Zaragoza); ha realizado los planes preliminares del Parque del Agua en Zaragoza, los espacios abiertos del proyecto del nuevo estadio de fútbol de Zaragoza, el nuevo barrio agro-urbano (eco-ciudad) Atalaya en Zaragoza, una nueva ciudad en el desarrollo de Kassala (Sudán), y un desarrollo de alta tecnología bioclimática (Greenhouse Oasis) para la Ciudad del Fútbol, Footballandlife.
El Centro de Innovación en Tecnología para el Desarrollo Humano itdUPM de la Universidad Politécnica de Madrid, le nombró miembro, el pasado mes de febrero de 2017, por su aportación al pensamiento científico, crítico y reflexivo con conocimiento práctico, para buscar soluciones a los retos que plantean la falta de sostenibilidad y equidad en el contexto global.