Nacho Bolea. Arsenal
18 de abril_3 de junio, 2017
Arsenal: Se aplica a un conjunto numeroso de ciertas cosas útiles, herramientas, datos, noticias o conocimientos, o al sitio donde están o donde se obtienen. Es la acepción del término que prefiere Nacho Bolea, cuando lo elige para titular su exposición individual en La Casa Amarilla. Sin obviar la que lo identifica como depósito de armas y municiones. De hecho, Bolea trabaja desde 2013 en la serie de ensamblajes «Armas de Juguetes» con el propósito de desactivar esas armas, transformando la amenaza y peligro inherente a ellas en juguetes de utópicas quimeras que no ocultan el paisaje herido de la guerra. Debemos permitir que las imágenes atroces nos persigan, decía Susan Sontag, convencida como estaba de que aunque no consigan abarcar la mayor parte de la realidad a que se refieren, cumplen una función esencial: esto es lo que los seres humanos se atreven a hacer y quizá se ofrezcan a hacer, con entusiasmo, convencidos de que están en lo justo. No lo olvides. Y Nacho Bolea toma buena nota en sus ensamblajes, collages y objetos. Los desastres de la guerra abren su exposición, para no olvidar, porque como escribió Sontag: recordar es una acción ética y la memoria es la única relación que podemos sostener con los muertos. No teme Nacho Bolea a las sombras ni tampoco a las ruinas, para dar a ver, en compañía de escritores como Arno Schmidt, Gustav Meyrink, Hans Lebert o Rainer Maria Rilke.