La tinta y la hierba

6 de junio_29 de julio, 2017

«La simplicidad es la ley de la naturaleza, tanto para los hombres como para las flores». [Henry David Thoreau, Diarios, 29 de febrero de 1852]

«Pinto a la acuarela porque me gustaría enseñarte a amar lo que nos rodea». [Robert Walser, «Acuarela», Ante la pintura. Narraciones y poemas]

Para su exposición en La Casa Amarilla, Lina Vila ha pintado un jardín. No se nos ocurre mejor motivo para celebrar los veinticinco años que han pasado desde su primera exposición individual en la sala del Ayuntamiento de Zuera, en 1992. Y para celebrar la memoria de su padre, Pedro Vila, que le enseñó a apreciar la naturaleza y las plantas. Su huerto era su paraíso. Ahora aquel huerto es el espacio utópico de Lina Vila. Los jardines, ha escrito Santiago Beruete, nos hablan de la nostalgia de lo que una vez fue y de lo que nunca podrá ser, de tal modo que la pasión que los seres humanos han sentido a lo largo de la historia por construir jardines, se fundamenta en el deseo de evadirse de la realidad y en el anhelo de retornar a la naturaleza. Lina Vila siente bienestar y equilibrio en el jardín de su casa y en el deseo de hacer permanentes esos sentimientos, lo pinta.

Reseñas críticas

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